Capítulo 1

Author: ARKAoS /

2723 d.C.

Everest era una de las más importantes fortalezas humanas que se construyeron en la Tierra luego del Gran Desastre Nuclear. Ante la necesidad de nuevas fuentes de energía se construyeron en todo el mundo múltiples plantas de energía nuclear; el 17 de mayo de 2023 la Tierra, como la conocíamos, dejó de existir. Una gran lluvia de meteoritos ocasionó el desastre; tras traspasar la capa de ozono que protegía la Tierra, se estrellaron cerca de las mayores fuentes de energía del planeta.  Un par de horas después de que el último meteorito cayó, se inició una reacción en cadena que hizo explotar todas las plantas nucleares del planeta y terminó cubriendo casi el 80% de la superficie terrestre con una espesa capa de vapores tóxicos. Lo que muy pocos sabían era la existencia de las fuerzas oscuras que se escondían detrás de este desastre.
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Storm se encontraba en una de las torres centinela de Everest. Durante los últimos meses, pequeños grupos de fantasmas habían intentado acercarse a la fortaleza; los fantasmas eran seres creados con los que alguna vez fueron humanos cuya alma fue desplazada y su lugar ocupado por la esencia de los Destructores; estos seres ahora sin alma, vagaban por ahí a la espera de las órdenes impartidas por sus amos.  El que estos grupos estuviesen tan peligrosamente cerca de la fortaleza era una prueba de que estaban perdiendo la guerra. Durante 700 años habían estado luchando contra toda clase de seres y bestias creados por los Destructores, los enviados de Lok y, tras tantos años de batallas, no parecían haber avanzado nada. Lo único que impedía que los Destructores se acercaran a las fortalezas eran los campos de energía liberados por algunos de los meteoritos que habían caído 700 años atrás y sobre los cuales se construyeron las fortalezas pero, al parecer, el de Everest se debilitaba.

Cuando el Gran Desastre ocurrió no tardaron en darse cuenta que habían algunos lugares dispersos por el planeta a los que la niebla de vapores tóxicos no podía acercarse; en estos lugares también habían caído meteoritos y los humanos que habitaban las zonas que aún no habían sido alcanzadas se desplazaron a dichos lugares y reconstruyeron sus civilizaciones allí. Durante los primeros años fueron comunes los enfrentamientos y las luchas por el control de los asentamientos mientras que los que se aventuraban a explorar las zonas aún limpias comenzaron a reportar ataques de extraños seres. Pronto fue imposible ir afuera de las ciudadelas y los supervivientes quedaron atrapados en ellas. Sólo unos pocos podían salir de estos lugares sin resultar afectados por los gases tóxicos; todos ellos habían sido concebidos y nacidos en las fortalezas. Cada uno de ellos tenía habilidades especiales que los hacían únicos y les permitía enfrentarse a aquellos extraños seres que rondaban el planeta. Storm era uno de ellos; a sus 16 años había descubierto que era diferente a los demás, con una habilidad para teleportarse pequeñas distancias y generar ondas de energía explosiva, era uno de los primeros guerreros que nacieron a través de los años.

Mientras recordaba el pasado, Storm observaba a lo lejos sobre la niebla verde y púrpura que cubría la falta de la montaña. Era una noche tranquila y, en noches como esas, le gustaba observar las estrellas. A pesar de los años, todavía no era mucho lo que sabían de lo que ocasionó todo salvo lo que descubrieron 300 años atrás cuando otro meteorito cayó del cielo.  Al  hacerlo, cayó cerca de una fortaleza ubicada en el Mediterráneo y algo había despertado en el centro de esta: una Valquiria.  Aún confundida por el largo sueño, tuvo tiempo suficiente de enseñarles a incrementar sus habilidades y de explicarles una parte de lo que había sucedido.  Les contó sobre Lok, un poderoso dios cuyo único deseo era destruir el planeta y reclamar la mayor cantidad de almas posible.  Cada uno de los humanos que había sucumbido en el Gran Desastre ahora formaba parte del ejército comandado por los Destructores, enviados de Lok que llegaron a la Tierra escondidos en los meteoritos, de la misma forma en que llegaron las Valquirias   La única diferencia es que mientras los Destructores despertaron gracias a la alta acumulación de energía que los rodeaba, las Valquirias permanecerían sumidas en un profundo sueño en cada una de las fortalezas hasta que sus armas llegaran al planeta; dichas armas eran la fuente de todo su poder.  Por mucho que trataron de rescatar el arma, no pudieron llegar a tiempo para evitar que un destructor la reclamara y la destruyera; inmediatamente la Valquiria murió junto con todos los guerreros nacidos en la fortaleza quienes se convirtieron en cenizas, pocas horas después la fortaleza había sido consumida por los destructores y sus hordas.


La cara de Storm expresaba su preocupación: ahora su Valquiria estaba muriendo y no había ninguna señal en el cielo de la proximidad de su arma.  A menos que llegase pronto, su destino  y el de sus hermanos ya estaba escrito.


Everest se encontraba deshabitada, salvo por los guerreros de la fortaleza y un pequeño grupo de humanos que les brindaban ciertos servicios, todos los demás civiles ya habían sido evacuados a las fortalezas cercanas.  Tan pronto la fortaleza fuese invadida los demás humanos serían evacuados.


Todavía esperaban al grupo de exploradores que había salido en la mañana a inspeccionar los alrededores de la otra torre centinela que ya había sido consumida por la niebla.  Aunque muchos de sus compañeros eran telépatas y podían comunicarse a grandes distancias, Storm no tenía tales facultades y para ser un guerrero de 700 años, sus habilidades eran prácticamente deficientes; sin embargo, su gran inteligencia y habilidad estratégica le habían ganado el respeto de todos en la fortaleza.


Un sonido agudo y bastante doloroso perforó sus oídos aumentando el dolor de cabeza que lo había estado atormentando durante las últimas semanas;  se tapó los oídos y cerró sus ojos esperando apaciguar el dolor.  Fue entonces cuando la escuchó.


-Ayúdame Storm- una voz femenina habló en su cabeza - Debes buscarla, está próxima, búscala esta misma noche o será demasiado tarde.


Storm abrió sus ojos tratando de buscar a la persona que le había hablado pero sabía que estaba solo.  En su larga existencia jamás había podido comunicarse con sus compañeros y aquella voz en su cabeza era totalmente desconocida.  Storm miró al cielo nuevamente y observó que una de las estrellas era aún más brillante que varios minutos atrás, su tamaño era tan grande que casi podía distinguir su ardiente superficie.  Era un meteorito que se aproximaba a la Tierra.  Se teleportó rápidamente a la cima de la montaña para avistar el lugar sobre el cual caería.  Lo vió caer a unos 200 kilómetros de allí.  Le tomaría unos pocos segundos llegar al lugar pero muchas horas regresar con lo que fuera que hubiese caído y sin su habilidad para comunicarse con los demás, no podía informarles de su destino.  Tendría que ir solo y regresar solo.